domingo, 6 de diciembre de 2009

VÍCTOR (Del latín Vencedor).

Escribe: Bernardo Hevia Garrido


Estimado y recordado Víctor:

Me atrevo a escribir estas sencillas palabras para ti, como un homenaje a tu vida y entrega por la causa, ya que es lo único que se hacer medianamente, expresar mis emociones a través de las letras.

Hoy es un día muy especial para ti y para todos nosotros en Chile.

Por fin hemos podido velarte, recordarte, llorarte y enterrar tu cuerpo como cualquier ser humano que haya pasado por este trance.

Pero en tu caso, no fuiste un ser humano cualquiera, sino un ser de luz, de compromiso y de Amor por la causa, al cual muchos seguiremos siempre.

Recuerdo que tenia 12 años cuando ocurrió el genocidio humano en nuestro país, alentado por los partidos de centro-derecha y por el poder nacionalista de los Estados Unidos, solamente para defender intereses económicos y filosóficos. Lamentablemente a esa edad cualquier niño no tiene conciencia de la tragedia que se estaba viviendo.

Tu, junto a muchos hermanos chilenos (cerca de 600 detenidos desaparecidos), se entregaban voluntariamente o eran detenidos en sus lugares de trabajo para luego ser torturados y asesinados cobardemente por genocidas vestidos de uniforme, que mancharon con sangre inocente, el honor de nuestras instituciones armadas, las mismas que lucharon por la independencia de Chile desde 1810, las mismas que lucharon heroicamente en la guerra del pacifico, en 1973 cayeron en manos de fanáticos anticomunistas, genocidas que no trepidaron en comprometer a instituciones permanentes del estado y que pertenecen a todos los Chilenos, en una ola de torturas y asesinatos jamás visto en la historia de nuestro país, alcanzándote incluso a ti con una ráfaga de mas de 45 balas en tu cuerpo, que han sido comprobadas científicamente por la actual Justicia Chilena, quien en ese tiempo también fue contaminada por esa ola genocida, la cual se negó sistemáticamente a aceptar los recursos de amparo interpuestos para personas igual que nosotros que nacieron en Chile, pero solamente por pensar que podía existir una sociedad igualitaria y justa, se les negó el agua y la sal, justificando incluso su fusilamiento sin ningún tipo de juicio, enterrando sus cuerpos en forma anónima, sin poder hacer un velorio, llorarlos, enterrarlos y tener una tumba donde poder llevarles flores para honrarlos, como a cualquier ser humano que muere, al margen de las circunstancias. En algunos casos de detenidos desaparecidos, la historia ha sido mas cruel aun, ya que sus cuerpos fueron removidos de donde los enterraron en forma clandestina y se hicieron desaparecer sus cuerpos tirándolos al mar o echándoles cal para que desaparezca cualquier vestigio de sus huesos.

Recuerdo que recién vine a tomar conciencia de lo que había ocurrido en nuestro país, cuando llegue a estudiar a la Universidad el año 1980, territorio libre de pensamiento y me costó un año entender lo que había pasado, gracias a la Familia Valladares Pérez, a quienes conocí y estreche lazos de amistad muy fuertes y también por el entorno de testimonios que había de muchos compañeros de Universidad. Doy gracias públicamente por haberme sacado de mi ignorancia y bloqueo mental al cual me había sometido el sistema capitalista en Chile.

De aquel año en adelante, fui un soldado mas al servicio de la causa y recordé a los hermanos de mi padre que tuvieron que irse al exilio a Europa y Australia, quienes rehicieron sus vidas en otras sociedades mas respetuosas del ser humano y que han muerto en aquellos países lejos de Chile. Siempre les digo a mis primos que hoy son herederos del legado de sus padres, que lo mejor que les pudo pasar a ellos, es haberse ido, ya que nuestro país jamás les hubiese ofrecido garantías para que todos los que nacen aquí, pueda desarrollarse en forma armónica e integral, incluso hoy, ya que aun persiste la exclusión, las desigualdades, la injusticia, el pituto y el saltarse la fila donde uno este o vaya.


Rememoro que mi corazón se afligió mucho en aquellos días, lloré por todos los torturados y caídos, me comprometí en cuerpo y alma para cambiar nuestra sociedad desde donde yo podía, que era la Universidad y llegué a ser Presidente del centro de alumnos de la Carrera de Geología por 5 años (1982 a 1986) y el año 1986 fui elegido por votación democrática Secretario General de la Federación de Estudiantes de la Universidad Católica del Norte en Antofagasta, el año 1987 tuve que asumir la Presidencia de la Federación de Estudiantes porque la mano de la dictadura había alcanzado a los otros compañeros en sus respectivos cargos, eliminándolos de la Universidad o presionándolos para que se fueran y así mantuve la lucha hasta 1988 año en que termine de estudiar. Pero a pesar de ello, mantuve la bandera en alto hasta alcanzar la democracia el año 1989, cuando hubo elecciones libres en Chile.


Víctor Jara, tu que fuiste un luchador incansable, que comprometiste y diste tu vida por la causa sin buscarlo, ya que fuiste cobardemente asesinado, en estos últimos tres días, han sido velados tus restos con guardia de honor de muchas personas conocidas y anónimas, te hemos llorado, recordado, vitoreado, paseado por las calles libres de nuestro país, para llevarte a tu última morada, después de mas de 30 años, pero es ahí donde tu figura se agiganta cada vez más, ya que aquellos que por ignorancia y fanatismo segaron tu vida, te han hecho inmortal, tal como tu nombre, has Vencido, has Resucitado en nosotros y somos miles los que hoy te homenajeamos en Chile y en el mundo entero. Sabemos que tu serás la estrella que nos guiará siempre en nuestra lucha, para que Chile sea realmente una nación sin Exclusiones, con Verdad, Justicia y Amor.

Finalmente recordar las palabras proféticas de tu canción que adjunto: “ Vientos del Pueblo”, que dice “ahora quiero vivir, junto a mi hijo y mi hermano, la primavera que todos, vamos construyendo a diario, no me asusta la amenaza, patrones de la miseria, la estrella de la Esperanza, continuara siendo nuestra. Vientos del pueblo me llaman, vientos del pueblo me llevan, me esparcen el corazón y me aventan la garganta, así cantara el poeta, mientras el alma me suene, por los caminos del pueblo, de ahora y para siempre”

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