lunes, 29 de junio de 2009

Píldora del Día Después y Dignidad Humana

Escribe: Oscar Francisco Muñoz Villegas
Licenciado en Comunicación Social
Periodista





Ante el embate mediático y socio-político de los partidarios de píldora abortiva del día después (PDD), Levonorgestrel (LNG), es un deber moral y cívico, expresar la más absoluta adherencia a la resolución de la Contraloría de la República de Chile.

En primer lugar de ninguna manera se debería considerar como “libertad de elegir”, la muerte de un ser diminuto ya dotado de todas las características genéticas que poseerá al desarrollarse. Es un sujeto único, con alma y cuerpo que desde el momento de la concepción, y por lo tanto tiene derechos inalienables e inherentes a todo ser humano, que tanto el sentido común, como la Constitución de la República de Chile reconoce, afirmando que La ley protege la vida del que está por nacer” en el Capítulo III sobre los Derechos y Deberes Constitucionales, Artículo 19, N° 1, incisos 1 y 2.

Además, respecto a aquellos que insistentemente se basan en la “duda” para permitir su uso y considerando la definición de aborto como “la eliminación de un ser humano desde su inicio en la fecundación hasta el nacimiento” según el fallo de la Corte Suprema del 30 de agosto de 2002, queremos compartir un estudio realizado a 243 mujeres que tuvieron la relación sexual un día antes o después de la ovulación esperada. Según el informe de la Facultad de Medicina de la Pontificia Universidad Católica de Chile (2004) existe un alto grado de probabilidad de provocar un aborto en quienes ingieran la pastilla del día después.

“Tres estudios que incluyen un total de 5.800 mujeres, muestran que el Levonorgestrel, sigue siendo efectivo, aunque en menor porcentaje, incluso cuando es ingerido entre las 72 y 120 horas. Esto da una fuerte probabilidad de que el LNG, en muchos casos es ingerido después de ocurrida la ovulación y la fecundación y que su efectividad se deba a su efecto sobre el proceso de implantación, es decir, a un aborto. ” (Ventura-Juncá, Oyarzún y Barros, 2004)

Dado el riesgo justificado científicamente, la píldora abortiva no debe ser ni regalada, ni vendida en Chile, ya que no es una expresión de la libertad o el derecho de la mujer a decidir sobre su propio cuerpo, porque lo que realmente ocurre es un subterfugio lingüístico para justificar descaradamente el asesinato de un ser inocente que ha de nacer. Por sobre todo derecho se encuentra el derecho a la vida, a crecer y a desarrollarse.

La UDI como partido político hace menos de dos meses en su Congreso Doctrinario realizado en Punta de Tralca consolidó y reafirmó su compromiso con valores inspirados en una moral objetiva y no relativa. En una ética política no cambiante con las encuestas, ni con las condiciones del mercado; en el deber y derecho de la promoción y defensa de la vida y dignidad humana.

Por tales razones han sido irritantes, dolorosas y sorpresivas las palabras de Sebastián Piñera que ante un tema tan delicado haya declarado su disposición a legislar a favor de la entrega de la nefasta pastilla. En segundo lugar, ni siquiera consultó con los que son sus adherentes mayoritarios y prefirió mimetizarse con sus adversarios en una estrategia política, poco clara y menos efectiva, ya que no sumará ni un voto más entre sus competidores, y además perderá votos de los ciudadanos pro vida que militamos en la UDI, los cuales somos mayoría dentro de esta tienda gremialista.

Es un deber de los cristianos que actúan en el servicio público rechazar la actitud de las autoridades locales y nacionales, además de las asociaciones que insisten en la repartición de la sustancia nascituricida, y de todos quienes sigan el mal ejemplo.

Nos impacta cuando una autoridad chilena, con mucha razón y fuerza hable de “relativizar la ética política a niveles riesgosísimos”, pero al mismo tiempo ni se inmute en difundir, su postura pro píldora abortiva anunciando “nuevas vías” incluso legales para la repartición del Levonorgestrel, acto que viola la vida y dignidad humana, derecho esencial para ser sujeto de los demás derechos ciudadanos.

La UDI, es categórica al decir que está siempre a favor de la vida y dignidad humana, por consiguiente en contra de toda dispensación de la píldora abortiva, por lo cual debería, por el acuerdo tomado en Punta de Tralca, rechazar además su venta y distribución en farmacias. De esta manera no habrán excusas hipócritas de acceso igualitario al consumo del Levonorgestrel. La igualdad es necesaria en el sistema público y privado, entre acomodados y menos favorecidos en no tener acceso a sustancias que eliminen la vida de seres humanos que han de nacer.

Junto con lo anterior, se afirma con evidencia científica que la repartición de la aumentan las enfermedades de transmisión sexual y los embarazos no deseados, dado su porcentaje de efectividad. Es deber de nosotros como militantes de un partido político ser consecuentes con nuestros principios en lealtad a nuestros electores, ya que si no toda confianza queda seriamente perjudicada. Esperamos que Sebastián Piñera entienda que la confianza con él está en punto cero, y ahora estamos en espera de la resolución del Consejo General de la UDI, donde esperamos se apoye un candidato propio. Además, es necesario que parlamentarios como Víctor Pérez Varela, Felipe Salaberry y Marcela Cubillos no continúen claudicando en principios intransables por los cuáles se sacrificó Jaime Guzmán Errázuriz.

Además, deberíamos exhortar a todos quienes actúan como simpatizantes o militantes en partidos de inspiración cristiana a que no defrauden a sus electores con populismos transando principios irrenunciables como la defensa de la vida -desde la concepción hasta la muerte- además del valor de la familia como sustentos fundamentales para el desarrollo de una sociedad que aspira a derrotar la pobreza moral y material que corroe nuestra Patria y las naciones del mundo, y cuya receta más certera no son sólo las políticas de ingeniería y asistencia social, ni mucho menos populismos electoralistas, sino también una sólida concepción cultural de la familia, la vida y dignidad humana.

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